De las pasadas fiestas de navidad solo nos queda el recuerdo, que en muchos se hará interminable en razón del derroche, el dispendio, el desparpajo, la falta de mesura y razonamiento con el que debemos celebrar unas fiestas de tan alto contenido cristiano.
Conozco gente que habiendo agotado el pequeño presupuesto familiar recurrieron a los despiadados y famosos prestamistas para al módico 20% obtener algunos recursos extras que le permitieran rendir culto al Dios Baco con holgura y en demasía y que dieron rienda suelta a los deseos de la carne, fue algo así como ¡Comamos y bebamos que mañana moriremos!. Y otros no tienen ni ideas de cómo harán frentes a las deudas contraídas en estos días navideños o como ellos suelen llamarle en el lenguaje desaforado de esa pequeña burguesía pobre muy pobre que todo lo hace refrán y lo hace chiste “en estos días pascueros”, pero la gente se vuelve loca y olvida con una facilidad asombrosa que el sol no dejara de salir por donde sale, ni ocultarse por donde se oculta, una vez el ex presidente Joaquín Balaguer aconsejo a los Dominicanos a no gastar en una cena de Navidad los pesitos que tardaban 365 días en conseguir y al recordar este hecho me doy cuenta que aquí en Dominicana nos falta mucha educación, que los programas educativos escasean, que carecemos de un programa para enseñar nuestra gente de una vez y por todas que el ahorro es una llave mágica que abre hasta las puertas del mar.
A los infelices empleados públicos se les conduce por el laberinto del gasto hasta más no poder, se les ofrecen miles de ofertas, se les empujan con atractivos intercambios del 2X1, los llamados viernes negro, pague uno y llévese dos que a la postre viene a ser la más vulgar de las estafas porque todo se reduce a un plan: Robarle los pesitos de la regalía pascual que por exigua, por pequeña no alcanza para nada y a los pobres empleados públicos de ella ni siquiera les da el olor.
Y después los robos, los atracos, la quitadera de motores y pasolas porque hay que pagar las deudas y necesariamente hay que seguir viviendo, total nadie debe dejarse morir, pues el primer deber del hombre es seguir existiendo a pesar de las penurias y sufrimientos que depara esta vida miserable.
La fiesta de la Nochebuena nos resulto tan deprimente que los ruidos, el bullicio incontrolado fueron un tormento que tuvimos que soportar y sin tener a quien quejarnos, asqueaba ver muchachitos y muchachitas menores de edad entregados a los vicios, a todo tipo de extravagancias, jóvenes y viejos en una competencia irracional por demostrar no se sabe a quién cual puede mas, después fue que supimos que en la Republica Dominicana hay un ministerio (Así se llaman ahora) de Interior y Policías y pudimos percatarnos que hay también un ministro de Interior y Policías que anuncio con bombos y platillos, como si volviera a descubrir América que el horario de bebidas alcohólicas volvía a entrar en vigencia ¡Oh Dios en qué país vivimos!.
¿Cómo es posible que los que prometieron liberarnos ahora nos han enseñado a vivir en un país sin uno saber que está viviendo en él? ¡Insólito ser parte de una nación en la que los que vivimos en ella nadie les puede explicar porque sentirse parte de esta, es algo así como dormir sin sueño y soñar despierto que este es el mejor país de la bolita del mundo!.
Pero finalmente las fiestas han pasado y a quienes tienen juicio para pensar y para saber que este estado de cosas debe y tiene que terminar, yo quiero recordarle que nuestras urgencias no aguantan más que son impostergables, que hay que hablar y luchar por la presa de Monte Grande, que este debe ser el objetivo, el norte que nos aglutine, que nos una y que si es necesario nos lance a la calle por este derecho sagrado que tiene nuestro pueblo a la subsistencia.
Olvidemos ya esta borrachera, esta locura colectiva que nos tilda de inoperantes, hay que apostar por Bahía de las águilas, hay que llevar a toda la nación las bellezas de esta obra de Dios, hay que enrostrarle a los políticos que el sur se muere de hambre y miserias y hay que decirles que si la naturaleza sembró aquí sus bondades para que toda la región viviera y disfrutara de estas en acorde con la propia naturaleza.
Sentemos a los dueños del país y hagámosle saber que Barahona tiene más de 30 años que inicio la planta de tratamiento de aguas residuales y gobiernos van y gobiernos vienen y nadie mira para ella, hablémosle a estos señores para recordarles que nosotros nacimos, crecimos, nos desarrollamos y nos hemos puesto viejos sin contar los que se han muerto oyendo hablar de una avenida de circunvalación, que las primeras palabras fueron desarrollo turístico, que se nos hizo creer desde niños que el auge de loa industrias turística estaba a la puerta, en nuestras narices, que el sur seria el paraíso del progreso y desarrollo a la nación Dominicana y sin embargo seguimos esperando que alguien clave el primer clavo para que esta triste esperanza se haga realidad y nada.
Los Suroestanos tenemos que empoderarnos, integrarnos frente a quienes tienen en sus manos el reparto o la distribución del presupuesto nacional para reclamarles porque hay tan baja inversión en toda nuestra región, porque no somos parte de las preocupaciones de quienes nos han gobernado desde la fundación de la republica, con la excepción del patricio Juan Pablo Duarte.
Es hora ya, es el tiempo, es el momento de unificarnos, sin colores, sin partidos, sin religiones solo como auténticos suroestanos, como buenos Dominicanos que cuando la patria nos llamo pusimos nuestra sangres, nuestras vidas porque en este sur remoto y olvidado de cayucos y soles ardientes nació la republica y se mantuvo y porque nadie hará por nosotros lo que nosotros mismos no nos propongamos hacer, no olvidemos que es política de los estados desde que estos aparecieron en la vida de las naciones darle a los pueblos pan y circo porque el borracho ni piensa ni trabaja, ni lucha ni se organiza, ni sirve para nada. ¡Conciencia Suroestanos, Conciencia!
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