En las últimas semanas el Lic. José del Castillo Pichardo ha estado escribiendo sobre la calle El Conde en su época de esplendor («Conversando con el tiempo». Diario Libre). Por cierto sus entregas sabatinas son muy interesantes, como siempre. Al respecto, en fecha 15/6/2014 le envié un correo de dos párrafos como detallo a continuación.
«Siempre leo con entusiasmo sus publicaciones sabatinas en Diario Libre. Nací en Barahona, sin embargo muchas de mis vacaciones escolares de la década del 50 las pasé donde mi tía Engracia, en la Dr. Delgado, y donde mi tío Paco, en la Caonabo. Pude disfrutar la magia de la calle El Conde en esa década al igual que en los 60s. Creo que al Conde le quitaron algo que trastornó y transformó su magia: su calle. Aunque es peatonal (para los que creen que vivimos en Suiza) El Conde de hoy (para mí, y creo que para mucha gente) «no es lo mismo ni es igual» al de sus años de gloria, obviamente».
«Para revertir el proceso y emular la originalidad y el entorno (sabemos que los tiempos cambian) de la otrora «tradicional y famosa» calle El Conde, debe ser un imperativo el restablecimiento de su calle y aceras. Lo ideal sería que los ministerios de Turismo y Cultura contemplaran la posibilidad de retomar este proyecto con los fondos del BID (US$30.0 millones) que hoy se destinan a la remodelación de la Ciudad Colonial. De
esta manera, con una mayor inversión El Conde sería nueva vez alma de Ciudad Nueva, y por qué no?…de la Ciudad Colonial también. Espero que la idea de un nuevo proyecto de El Conde, con su calle y aceras, sea bien acogido por usted, las autoridades y por los cientos de seguidores de «Conversando con el tiempo».
Para mi sorpresa, y sin que esto tenga relación alguna con el correo que le enviara al Lic. Castillo Pichardo (sino más bien con sus publicaciones sobre El Conde), el Listín Diario de fecha 24/6/2014 publica un aviso del Ministerio de Turismo (Mitur) titulado «Llamado a registro calle El Conde». Este aviso tendría relación con el financiamiento que otorgó el BID a República Dominicana en 2011 (US$30.0 millones) para la ejecución del «Programa de Fomento al Turismo – Ciudad Colonial de Santo Domingo”. El programa tiene como objetivo «ayudar al país a re-posicionarse como una potencia turística en la región, abriendo nuevos nichos de mercado complementarios a los de «sol y playa» e impulsando un turismo basado en la riqueza e importancia del patrimonio histórico-cultural y la inclusión social».
El aviso sigue diciendo: «Como parte de esta iniciativa y a modo de contrapartida, el Ministerio de Turismo ha asumido el compromiso de impulsar la «Reforma y Revitalización Integral de la Calle El Conde» por medio de múltiples estrategias de gestión urbana, de incentivos y fomento a la inversión y a través de intervenciones en el espacio público y de las fachadas en deterioro. Para lograr estos objetivos el Ministerio de Turismo, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental hacen un llamado a los comerciantes, propietarios de inmuebles, inquilinos y residentes de la calle El Conde a registrarse en una base de datos interinstitucional, que permitirá hacer una lectura diagnóstica fiable previa a la intervención con miras a identificar a los beneficiarios finales del producto».
Leyendo el párrafo anterior uno tiene la percepción de que la “Reforma y Revitalización Integral de la Calle El Conde” podría correr el mismo riesgo que la remodelación del Parque Independencia. En este caso la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) le metió mano a la Puerta de El Conde sin que este monumento nacional formara parte del proyecto de remodelación del parque. El monumento se empañetó y quedó como un “turrón de jagua”.
Con tal de hacer ese tollo la OISOE le pasó por encima a la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental y/o Ministerio de Cultura (que no dijo ni pío) como institución responsable de la conservación de monumentos; y también al Ministerio de Obras Públicas (MOPC) desde el punto de vista jurisdiccional.
Digo esto porque si tanto se habla de “Estado de derecho” es de suponer que la construcción de todas las obras públicas del país deben estar a cargo del Ministerio de Obras Públicas, para no desestabilizar el capítulo “Construcciones” del Presupuesto General del Estado. Desde finales del siglo pasado ha sido evidente la “descentralización” en la construcción de obras públicas” (sea cual sea) de parte de instituciones y organismos del Estado, lo que desnaturaliza el manejo del presupuesto y atenta contra la transparencia de fondos, de lo contrario que le pregunten Licelott Marte de Barrios.
Pero volviendo al tema de El Conde creo que podría ser “el mismo Conde” si le hacen su calle y aceras. Su decadencia comenzó con la idea de convertirlo en calle peatonal, como así fue. Para cambiar y hacer mejor las cosas El Conde debiera ser considerado “bien cultural” manteniendo su estado original, pero que no lo es porque le quitaron su calle y aceras y lo convirtieron en peatonal, como si viviéramos en Suiza. Reconstruyendo su calle y aceras se volvería a su estado original, que era la particularidad que lo hacía dinámico, atractivo y jovial, a pesar del tránsito vehicular y los años transcurridos.
La originalidad y espontaneidad fue el “sello de tradición” que lo hizo famoso, lo que hay que rescatar para promoverlo como bien cultural. De lo contrario que le pregunten a la Barra Payán: a final de los 80s la quisieron remodelar, la mudaron a dos casas en la misma acera…y nadie iba! Rápidamente (al segundo día) volvieron al antiguo local…y de nuevo lleno de gente!
Por tanto el Mitur, en vez de hacer un llamado a los comerciantes, propietarios de inmuebles, inquilinos y residentes de la calle El Conde que permita hacer una “lectura diagnóstica fiable previa a su intervención con miras a identificar a los beneficiarios finales del producto”, debiera hacer una “encuesta diagnóstica fiable previa a su intervención para beneficio final de los comerciantes, propietarios de inmuebles, inquilinos/residentes de la calle El Conde, turistas y el pueblo en general, para convertir y promover esa vía como bien cultural con su calle, aceras y entorno, como así era. La muestra de la encuesta debe genérica y no sectorial, para que todo el mundo opine y nadie invente, para el producto final no se convierta en un tollo como “El Conde peatonal” o como “turrón de jagua” aquel.
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