por Luis Terrero Melo
Una vez leí un artículo en el cual se explicaba la diferencia e indiferencia en la historia de los pueblos. Resulta que la historia es como un arma y como tal es utilizada por quien la escribe.
Quienes escriben la historia la escriben con el interés de contar su punto de vista, sea este bueno o malo; esos que pretenden que el mundo siga de la misma manera y esos que quieren que mejore. De todos modos, la historia es utilizada como arma tanto por los buenos como por los malos, depende de qué lado estemos. Una cosa es cierta quien escribe la historia la escribe a su manera y de cualquier modo el lector es el influenciado y quienes ni siquiera se interesan por leer o conocer los acontecimientos son los más afectados.
Hemos oído mencionar la frase “Un pueblo que desconoce su historia está sujeto a repetirla”, pero rara vez escuchamos decir que un pueblo sin historia es un pueblo sin identidad; tanto la historia como la identidad van entrelazadas; ambas son alimentadas por el patrimonio socio-cultural de los pueblos y las vertientes que se derivan de ellas y que son plasmadas atreves de las escrituras, esculturas, dibujos y símbolos. También la infraestructura forma parte de ese legado histórico que identifica a los pueblos y sus generaciones. Tal es el caso de los petroglifos o jeroglíficos indígenas en la cueva las caritas de Bahoruco, la Catedral Primada de América, el Monumento de Santiago; árboles centenarios como la guácima en cuyo tronco fue fusilado Francisco del Rosario Sánchez; el manzano que inspiró a Newton en la teoría de la gravitación universal; el árbol en que algún enamorado dibujó dos corazones unidos para fijar el recuerdo de un amor inolvidable. En Barahona hasta el momento existen muchos símbolos, estructuras y lugares con valor histórico los cuales debemos conservar.
Esos patrimonios se conjugan constituyendo una fuente de información de gran interés, ya que nos presentan los conceptos y valores relevantes de las sociedades y épocas atreves de las cuales podemos saber cómo pensaban o como actuaban nuestros ancestros; podemos conocer los avances de las civilizaciones en las que vivían, pero cuando estas son borradas se pierde la trayectoria y con ella la historia; es como si el pasado no hubiese existido; nos quedamos tratando de adivinar nuestro legado, lo que pudo ser que no fue o lo que fue que no pudo ser. Por ende, repitiendo los mismos errores de nuestros antecesores porque perdimos el punto de referencia del cual guiarnos para realizar los cambios necesarios en el desarrollo de las sociedades, como dicen mis colegas americanos “reinventar la rueda” o como dicen mis colegas dominicanos “un circulo vicioso” sencillamente en vez de solucionar problemas nos encontraremos repitiéndolos.
El egoísmo paterno o materno de la sociedad que nos engendró o que nos parió, a veces nos conlleva a ignorar cosas positivas o negativas del pasado que fueron importantes, y que podrían serlo en el futuro. Por eso, sin saber o tal vez sabiéndolo, pertrechamos objetivamente con un sin número de excusas las cosas beneficiosas que nuestro pueblo necesita simplemente porque no son provechosas en el ámbito individual.
Tan así es, que en cada uno los proyectos sociales de Barahona, de una u otra manera se impone el individualismo y cuando el colectivismo implora por los cambios del colectivo siempre salen algunos masoquistas queriendo justificar el individualismo argumentando, y a veces sugiriendo, cambios que aparentan beneficiosos al colectivo; sin embargo, analizándolos bien son individualistas pero convincente a un grupo de ignorantes que nunca han hecho nada para generar los cambios necesarios para salir de la ignorancia que los tienen atrincherados. Por eso impera la insensatez ante la lógica; en otras palabras, hacemos las cosas sin medir consecuencias, generalmente por el beneplácito de un grupito.
Nuestras autoridades lentamente están matando nuestra historia y con ella a una juventud escasa de valores, que no le interesa pensar; que desconoce el valor de lo poco que consideran suyo; además les falta bravura para defenderlo.
La mayoría de nuestros jóvenes desconocen la relación existente entre los nombres Guarocuya y Enriquillo; de igual manera ignoran a Cayacoa o Cotubanama; tampoco saben que Caonabo fue el primer rebelde de este lado del Atlántico y también del pacifico; que Anacaona fue la primera poetiza de la isla; que el cacique Hatuey intentó liberar a Cuba casi cuatrocientos años antes que lo hiciera Máximo Gómez; que Cristóbal Colón, Nicolás de Ovando, Alonso de Ojeda, Juan Ponce de León y Hernán Cortez, entre otros fueron criminales en nombre de la religión; cuya apetencia por el oro era mayor que la fe que predicaban; peor aún, nuestra juventud desconoce que a nuestras autoridades, al igual que los europeos de aquella época, les conviene una sociedad ignorante para seguir nutriéndose de nuestro oro, sal, mármol, yeso, cemento, etc.
Por eso están matando esa trayectoria de bravura que por generaciones nos ha acompañado, el esfuerzo por el cual pelearon y murieron tantos héroes. La rica historia de Barahona muere cada vez que muere una gloria, cada vez que muere un viejo roble o una caoba centenaria, cada vez que una infraestructura es destruida, descuidada o abandonada, o cuando a una calle se le corta o cambia el nombre de un héroe nacional por otro con o sin meritos, tal es el caso de la Avenida Luperón que fue compartida; igual falta de respeto sucede con el parque central de Barahona, por el mero hecho de querer demoler la glorieta para construir una moderna acorde con la época; ahora bajo la presión del pueblo dicen que deben replicarla debido a que su vida útil se agotó.
En nuestra localidad existen infraestructuras que demandan la atención inmediata de las autoridades, tal es el caso del puerto, los almacenamientos de sal y yeso, la planta de tratamiento de aguas residuales, etc. pero son ignorados, sin embargo, es la glorieta la que ha acaparado la atención de los barahoneros.
Las autoridades locales están impuestas a tomar decisiones sin analizar los riesgos que estas pueden acarrear, en la mayoría de los casos ignorando la lógica. Analicemos bien el significado de vida útil y el de vida inútil. Vida útil es cuando existe productividad e inútil cuando falta productividad, tomando en cuenta esos dos factores, entonces debemos reenumerar la utilidad del parque y de la glorieta, que aun luego de haber agotado su vida útil, siguen produciendo sensacionalismo a un pueblo bohemio que por sentimentalismo o cualquier otra cosa, pide que se preserve la glorieta.
Los gobernantes deben concentrar su atención en la remodelación de otras estructuras que requieren igual o mayor grado de importancia, como es el caso de la planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad que nunca tuvo una vida útil porque nunca fue terminada, pero ahí está.
En mi opinión, la mayoría de los dirigentes gubernamentales, específicamente los municipales, deben ser sustituidos porque tampoco son útiles, al igual que la glorieta deben ser desplazados para dar paso a lo moderno, como dicen ellos; paradójicamente hablando, también debemos sustituir algunos familiares cercanos a esos políticos de edad cercana a la glorieta, esos que se recrean en el parque, debemos cambiarle o prohibirle su pasatiempo en dicha instalación porque al igual que a la glorieta se le agotó su vida útil y es un peligro para los demás mezclarse con personas expiradas.
Lo que estoy tratando de exponer aquí es, que las infraestructuras del pueblo en ningún momento han sido restauradas, sino destruidas para dar paso a lo nuevo siempre bajo el alegato de que expiró el tiempo de vida útil.
Es mi entender que la vida siempre es de utilidad hasta en los años de vejez, tanto en los humanos y animales, como en las estructuras. Pero ante la ignorancia de un pueblo inútil la utilidad de la vida no existe pasada la tercera edad, por lo tanto lo viejo debe ser reemplazado por lo nuevo, es como una falta de respeto a nuestros ancianos, que si se enferman debemos dejar que mueran porque ya su tiempo de vida útil caducó.
La glorieta del parque central que tantos momentos de gloria ha brindado a su pueblo; que guarda tantos buenos recuerdos y romanticismo en la memoria de nuestros ancianos y de nuestra juventud, es prácticamente el símbolo de identidad del parque y de los barahoneros y debemos preservarla utilizando métodos alternativos que no interfieran con su estructura. Quien lo dude que investigue o que me contacte y yo les explicaré esas alternativas.
No me opongo a las remodelaciones porque vivimos en un mundo de cambios constantes en el cual debemos mantener el ritmo para no quedarnos atrás, a lo que me opongo es al derrumbe indiscriminado de las infraestructuras de valor histórico; me opongo al borrón y cuenta nueva porque así perdemos nuestra identidad, nuestros valores, y porque así no se llega a ninguna parte.
Debemos hacer las cosas con sensatez, analizando la manera adecuada para hacer las cosas, consensuando con el pueblo y sus representantes. Tengo la certeza que el síndico y los regidores se reunirán con los diferentes sectores del pueblo y consensuarán una forma viable para mantener la glorieta en el mejor de los estados físicos, aunque eso conlleve remozarla cada cien años, sin tener que destruirla ya que existen métodos de curación que garantizan su preservación; esa obra es de gran patrimonio, y repito, debe ser conservada lo más original posible.
La restructuración de obras históricas se lleva a cabo cuando las obras han sido destruidas por eventos catastróficos, como un huracán o terremoto, y los gobiernos sienten la necesidad de eregirlas nuevamente. Generalmente se reconstruyen o se remozan las existentes, en muy raras ocasiones las obras originales son destruidas para replicarlas.
En Republica Dominicana existen grandes y buenos ingenieros constructores, arquitectos, arqueólogos, antropólogos y escultores que pudieron ser consultados para la preservación de la glorieta, la cual encaja muy bien entre lo nuevo y lo histórico.
Barahona es un pueblo con mucha historia y tradición desde la época del notorio descubrimiento de América, desde la insurrección de Roldan, Guarocuya, y porque no desde la invasión haitiana, porque según los haitianos Barahona les pertenece.
Debemos aprender a preservar nuestra historia, y para eso debemos testamentarla, escribirla, contarla o como quiera decirse, pero debemos transferirla a las presentes y futuras generaciones para que no vivan en la ignorancia de su propia identidad, para que sepan elegir mejores caminos que los recorridos por nuestros antepasados ya que gran parte del legado histórico de los pueblos es traspasado atreves de símbolos y estructuras que con el tiempo se convierten en obras emblemáticas de gran importancia histórica. La glorieta es una de ellas.
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