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Una de las radio populares donde se tocaba bachata |
Rafael Encarnacion
Apenas diez simples son los que llegó a grabar Rafael Encarnación entre 1962 –cuando entró por primera vez en un estudio– y 1963, el año en que murió en un accidente de moto. Su voz aguda (a partir de entonces, un clásico dentro del género) contrasta con la de José Manuel Calderón, reconocido como el primer bachatero, que se inspiraba en los vozarrones del bolero mexicano. Aún hoy Encarnación es reconocido como uno de los grandes cantantes de la bachata.
Marino Perez
Cuando el lenguaje callejero reemplazó el castellano poético típico del bolero, la bachata encontró su verdadero rostro. Y su voz es la de Marino Pérez, tal vez quien mejor encarnó este estilo durante los ‘70. La leyenda cuenta que Pérez murió al vomitar casi por completo su hígado en su última borrachera, pero antes de llegar a ese final trágico, grabó innumerables bachatas, en sesiones interminables, muchas veces descuidadas y olvidables, pero otras auténticos clásicos.
Eladio Romero Santos
Nativo de Zenobí, en las afueras de San Francisco de Macorís, Eladio Romero Santos fue el primero en triunfar al canibalizar el merengue, el otro estilo tradicional dominicano, grabándolo con guitarras, al estilo bachata. Antes del éxito de sus grabaciones, nadie pensaba que el merengue con guitarra podía ser redituable. A partir de entonces, se transformó en una constante.
Juan Bautista
Uno de los tantos cantantes que sufrió el momento de mayor marginalización de la bachata fue Juan Bautista. Pero también supo sufrir el mercantilismo de Radhames Aracena, que en su Radio Guarachita sólo programaba discos de edición propia. Por eso el clásico de Bautista “Estoy aquí pero no soy yo”, tema incluido en Bachata Roja, cadencioso, lento y melancólico, se hizo más conocido en la versión de un cantante conocido como “El solterito del Sur”, que lo grabó para Aracena.
Julio Angel
Aunque no fue la primera bachata de doble sentido, “El salón” –conocido popularmente como “El pajón”– se hizo inmensamente popular, y ayudó a romper el aislamiento que tenía el género, comenzando una popularización que finalmente desembocaría (una década y varias transformaciones más tarde) en el disco de Juan Luis Guerra. A pesar de que entonces la bachata había acelerado su ritmo, “El salón” fue grabado como un bolero elegante. La clave, claro está, residía en su letra.
Leonardo Paniagua
Aunque la cúspide de su carrera bien puede haber sido su versión bachatera de “Chiquitita”, de ABBA, Paniagua fue uno de los grandes de su generación, la que vivió la transformación de la marginalización de los ‘70 hasta la comercialización en los ‘80. Su primer simple lo grabó casi por accidente, y luego fue uno de los más acérrimos defensores de Radhames Aracena, su descubridor, a pesar de que las grabaciones por las que le pagó 10 pesos las terminó vendiendo al sello neoyorkino Kubaney records en 5000 dólares cada una.
(Radar/Página 12)
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