
Un pariente cercano, que permanece interno en un hospital de Santo Domingo, me solicitó que le comprara un par de novelitas de vaquero ya que el aburrimiento en el nosocomio ha sido para él, quizás la peor de todas las enfermedades.
Para mà tal pedido fue una sorpresa, yo pensaba que ese tipo de literatura, muy popular en las décadas de los 60 y 70, ya no se vendÃa en las calles, porque a decir verdad, tenÃa mucho tiempo sin ver un quiosco de paquitos y novelitas de vaqueros, llamadas comúnmente «western», un anglicismo aceptado por el Diccionario de la Real Academia Española.
Este tipo de literatura, tanto ilustrada como escrita, (a pesar de que la crÃtica no la considera como tal porque su calidad literaria está entredicha), fueron la delicia para muchos jóvenes de aquella época, incluyéndome claro, porque eran baratas, de fácil lectura y se podÃan intercambiar.
Su trama estaba ambientada en territorios inexplorados y salvajes del viejo oeste americano, cargadas con cierta dosis de erotismo, con chicas que bailaban en salones y prostitutas retiradas sirviendo whisky barato.
Todas estas novelas tenÃan un denominador común, estaban protagonizadas por personajes frÃos, solitarios, rudos, con nulos sentimientos y a veces ingenuos, pero rápidos con el revolver.
CombatÃan en ciudades sin ley a los bandidos, cuatreros, tahúres y los indios “salvajes†que mantenÃan en jaque a las caravanas y diligencias.
Personajes de novelas ilustradas como “El llanero Solitarioâ€, “Red Ryderâ€,†Gene Autryâ€,†Hopalong Cassidyâ€, “Roy Rogersâ€, entre otros, eran referentes dentro de la cultura del ocio de aquella época.
Recientemente me enteré que autores emblemáticos y con fertilidad creativa como Silver Kane, Keith Luger, Clark Carrados, Lou Carrigan, Curtis Garland, entre otros, fueron españoles que escribÃan novelitas «western» detrás de un seudónimo sonoro en inglés porque asà lo exigÃa la Editorial Bruguera. Algunos, como Marcial Lafuente EstefanÃa, rara vez visitaron el territorio de Estados Unidos, pero describÃan paisajes y ciudades del viejo oeste americano de una manera creÃble y asombrosa siendo ellos escritores europeos.

Pero detrás del éxito y fama de esos autores españoles, la mayorÃa ya fallecidos, se escondÃa un lado triste; fueron escritores desempleados, angustiados por las necesidades económicas, con sus obras literarias vanguardistas y revolucionarias crucificadas por la censura de la dictadura franquista. EscribÃan novelistas » westernâ€, policÃacas y de ciencia ficción en una noche y las vendÃan al dÃa siguiente al mejor postor por unos cuantos centavos.
Aunque no se les puede colocar al lado de un GarcÃa Márquez o un Jorge Luis Borges, todos ellos fueron iconos que llenaron nuestra juventud de fantasÃas, hicieron volar nuestra imaginación y dieron otro color a nuestras vidas.
Después de conocer el lado triste de cada uno de esos autores y de otros que no tuvieron tal suerte, quedé muy impresionado, porque cuando se tiene talento y perseverancia, se puede vencer la mordaza de la censura e injusticia de un régimen dictatorial.
A todos ellos, muchas gracias.
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