Por: Rafael Matos Feliz
Pocas veces habÃamos conocido de desastres humanos como el cuadro desgarrador que se vive en el vecino y hermano pueblo haitiano. Muertos, heridos, desaparecidos, desesperanzas, desolación, escasez, destrucción, más hambre, más abandono. Pero al mismo tiempo, también estamos viendo la mayor responsabilidad solidaria de un pueblo como el dominicano, que sacando de sus propias miserias y del hundimiento social al que históricamente ha sido sometido por nuestras clases polÃticas, se ha sabido levantar para escribir las mejores páginas de gloria de su amor por la vida propia y por la vida de los demás.
Hemos visto a ciudadanos dominicanos donando sangre a pesar de su anemia colectiva; hemos visto a niños ricos, pobres y muy pobres (estos últimos con grandes escaseces) llevando alimentos duraderos (galletas, leches, arroz, papitas, sardinas enlatadas, salchichas, embustidos y muchos otros) a sus escuelas y colegios para ser llevados a HaitÃ; hemos visto a organizaciones barriales y a instituciones privadas haciendo acopio de alimentos y medicinas para ser donados en el pueblo haitiano, hemos visto a los religiosos y a numerosos ciudadanos buscando, de manera afanosa, la manera de solidarizarse de la forma que le sea posible con la desgracia de nuestros vecinos.
Hemos visto a periodistas, comunicadores, a medios de comunicación, programas de panel y de entrevistas, a programas noticiosos y de farándula, clamar sin descanso por las ayudas solidarias y haciendo sus propios aportes. Son evidentes los aportes de los empresarios y comerciantes. Hemos visto a legisladores gestionando y aportando para socorrer a nuestros hermanos haitianos. Han estado presentes, en esta labor, nuestras universidades; hemos visto las instituciones oficiales (SESPAS, CDEEE, INDOTEL, FFAA, etc., etc.) resolviendo todas las emergencias y otras necesidades. Nuestro Presidente, no solo comprometió su gobierno en esta ingente acción solidaria sino que ha participado de manera directa en la misma.
Nuestros médicos, nuestras abnegadas enfermeras y bioanalistas, empleados, electricistas, técnicos, obreros, ciudadanos, comunidades y todo el pueblo dominicano volcado en un frente amplio de solidaridad, sin precedentes en estas latitudes. A eso se le llama SOLIDARIDAD.
Por otra parte también hemos visto, mucha prensa, pantalla y muchas alharacas de las grandes potencias presentando sus aportes cuando son cargados en sus aeropuertos y bases, y luego descargándolos en el Aeropuerto Toussaint Louverture de HaitÃ. Pocas veces se les ha visto enfrentando en forma directa la problemática para dar las soluciones inmediatas que demanda la situación. Esperarán la fase final de la parte caótica (que ya casi se está presentando) para salir con su acostumbrada campaña mediática destacando su “impoluta†y santa participación en las soluciones y trabajos realizados.
Veremos a CNN en español y en ingles, asà como a periódicos y grupos en todas las latitudes (ya comenzaron) propalando las más diversas filosofÃas de odio imperial contra nuestras instituciones y contra nuestro pueblo, responsabilizándonos hasta del terremoto (perdónenme otra vez mi exceso), veremos dominicanófobos aprovechando la “oportunidad†para obligarnos a cargar con la desgracia de la nación y pueblo haitianos, que solo esas grandes potencias, grupos y medios de prensa han sido los responsables, no en este caso particular, sino históricamente. De seguro que con esas mismas actitudes los veremos en el futuro.
¿No son esas potencias, grupos y medios de prensa muy activos y rápidos cuando se trata de invadir un paÃs con la intención expresa de sacar beneficios y jugosas ganancias?
¿No promueven e instalan, en lo que canta un gallo, hospitales móviles, plantas de emergencia, cordones sanitarios y de seguridad, y organizan su logÃstica invasora en un santiamén cuando de fuñir a otros se trata?
¿Qué culpa tiene Haità y República Dominicana de no poseer petróleo, gas natural u otro bien estratégico en abundancia?
Esperemos ver las imágenes, las crónicas y el fotofigureo alabando a las potencias por su “gran ayuda humanitariaâ€, después viene el olvido consciente por parte de ellas y de nuevo a su trajinar en contra de los pueblos oprimidos. A esa farsa yo le llamo NOTORIEDAD.
AquÃ, les llamamos la atención a aquellos polÃticos o politiqueros que quieren hacer alarde de su contribución, no por solidaridad sino por notoriedad, que en las elecciones venideras se les podrÃan cobrar sus egoÃsmos e indolencias. Si usted antes nunca hizo nada por Haità ni por los pobres, no venga ahora haciendo alarde de lo que siempre ha carecido o no tiene. ¡Por favor!
En esta ocasión, los dominicanos les hemos dado pescozones con manos y sin manos a esos farsantes internacionales; cosa ésta que no nos van a perdonar nunca; por lo tanto no nos engañemos, pues la desinformación viene de a duro. Preparémonos para seguir cumpliendo con nuestro rol solidario con Haità y a seguir siendo un mejor paÃs, sin olvidarnos que aquà en nuestro terruño debemos forjar una nación libre de los forajidos que atentan dÃa a dÃa contra la democracia y que la depredan inmisericordemente, haciendo de la exclusión su mejor acto.
Ahora, para poner un pelo en el sancocho o como dicen otros, para dañar la vaina, les hacemos un llamado al pueblo y a las autoridades a poner atención sobre la denuncia de Delis Herasme, de que a la hora del terremoto existÃan en Haità (con conocimiento de la DEA) entre 20,000 y 30,000 toneladas de drogas.
¿Quiénes tenÃan esa cantidad de drogas en el vecino paÃs?, ¿Para dónde iba a ser transportada?, ¿A dónde ha sido llevada?, ¿Quién la tiene en este momento?
Solidaridad: Adhesión incondicional a la causa o empresa de otros. Entera comunidad de intereses y responsabilidades.
Notoriedad: Lo que se hace para que sea sabido o conocido por otros. Fama. Lo que se manifiesta con evidencia.
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